SALUD
28 de enero de 2020
¿Cómo evitar golpes de calor en los niños y lactantes?
Recomendaciones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
Frente a los golpes de calor, los lactantes y los niños pequeños representan una de las poblaciones más vulnerables, ya que no tienen desarrollado plenamente el mecanismo de regulación de la temperatura corporal, presentan una mayor sudoración y no manifiestan su sensación de sed.
Deshidratación en niños
En días de altas temperaturas, el exceso de exposición al sol en las horas de mayor radiación (entre las 10 y las 16) sumado a la falta de reposición de líquidos y al uso de ropa inadecuada , producen aumento de la temperatura corporal y deshidratación, sobre todo en los niños menores de 1 año, quienes constituyen una de las poblaciones más susceptibles, ya que no tienen desarrollado plenamente el mecanismo de regulación de la temperatura corporal, presentan una mayor sudoración y no manifiestan su sensación de sed.
Desde la Sociedad Argentina de Pediatría, recomiendan estar atentos a síntomas como dolor de cabeza, mareos, irritabilidad, decaimiento, debilidad muscular, sequedad de mucosas (labios, boca, lengua)acompañadas de aumento de la temperatura corporal y enrojecimiento facial y corporal. También a síntomas gastrointestinales como inapetencia (pocas o nulas ganas de comer), sed intensa, náuseas, vómitos y tendencia al sueño.
Recomendaciones
Algunas de las recomendaciones de los especialistas para proteger a los más pequeños son:
- Hidratarlos y refrescarlos permanentemente
- Evitar la exposición al sol (incluso en días nublados, ya que las nubes dejan pasar el 75% de la radiación UVA)
- Usar ropas livianas holgadas y de colores claros, y sombreros de ala ancha.
En los mayores de 6 meses: usar protectores solares con factor 30 o superior (de amplio espectro, contra los rayos UVA y UVB) y colocarlos 30 minutos previos a la exposición, esparcirlos en toda la superficie corporal y reiterar cada 2 horas y después de los baños.
En opinión de la Dra. Noemí D’Artagnan, médica pediatra y Secretaria del Comité de Pediatría Ambulatoria de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), “es indispensable la reposición adecuada de líquidos: en los lactantes menores de 6 meses con lactancia materna exclusiva, aumentar la frecuencia de amamantamiento y en los más grandes hidratarlos con agua segura y fresca (potable o hervida fría) y jugos frutales naturales. Ante altas temperaturas, debe incrementarse el aporte de líquidos entre un 20 y un 50 por ciento por encima de lo habitual para reponer las pérdidas por sudoración”.
Ante la aparición de alguno de los síntomas de insolación o golpe de calor, la Dra. Vanina Stier, pediatra y Pro-Secretaria del Comité de Pediatría Ambulatoria de la SAP, aconsejó favorecer la reposición adecuada de líquidos, poner a los pequeños en lugares frescos y ventilados, sacar ropas y refrescar con abundante agua la cabeza, el cuello y toda la superficie corporal y, sobre todo en los más pequeños, concurrir al centro asistencial más cercano para su evaluación.
Diarrea y enfermedades virales
Pero ambas especialistas alertaron también que en época estival son habituales los síndromes diarreicos con circulación viral, predominantemente en lactantes y niños pequeños, y diarreas bacterianas estivales más frecuentes en niños mayores por los hábitos de alimentación. Otros factores que favorecen la presentación de diarreas son agua y alimentos contaminados, inadecuado manejo de pañales o viajes a lugares endémicos.
"La diarrea puede generar cuadros de deshidratación".
Estas diarreas pueden contribuir a generar cuadros de deshidratación y se expresan con síntomas como intolerancia a los líquidos, vómitos, fiebre y mayores pérdidas por deposiciones frecuentes. También sequedad de mucosas, disminución de las micciones (pañales secos), decaimiento, irritabilidad y somnolencia.
“Las principales medidas de prevención para evitar las diarreas estivales son mantener la lactancia materna en niños pequeños que la reciben y medidas de higiene alimentaria como lavado frecuente de manos, consumir agua potable segura o hervida, asegurarse de que se mantenga la cadena de frío en aquellos alimentos que lo requieran, cocinar bien las carnes, lavar adecuadamente frutas y verduras y consumirlas preferentemente sin cáscara. También usar utensilios de cocina solo para carnes y evitar compartirlos con otros alimentos”, consignó la Dra. D’artagnan.
“Una vez producidas, en primer lugar es necesario evaluar el estado de hidratación del paciente, que -dependiendo de la edad- puede implicar mayor riesgo. Los niños pequeños son más proclives a perder líquidos y electrolitos por su metabolismo y superficie corporal. Se recomienda reponer con líquidos de ser posible probando tolerancia oral, agua –fundamentalmente- o sales de rehidratación oral y sostener la lactancia materna en aquellos niños que se encuentren recibiéndola”, concluyó la Dra. Stier.