En un contexto donde los sistemas de salud continúan sosteniéndose con secuelas de la pandemia y crisis presupuestarias, los niveles de vacunación en Argentina muestran una preocupante caída. La baja cobertura deja al país expuesto a brotes de enfermedades que se creían superadas, como la tos ferina, el sarampión y la poliomielitis.
"La clave no son las vacunas, sino la vacunación", explican los infectólogos. La frase apunta a una problemática compleja: no alcanza con adquirir y distribuir vacunas si estas no llegan efectivamente a la población. Y las cifras actuales son alarmantes.
Según datos oficiales de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles (DiCEI), en 2023 la mayoría de las provincias no logró alcanzar los niveles óptimos de cobertura, que deberían estar entre el 80% y el 95% para asegurar la inmunidad colectiva.
La vacuna contra la hepatitis B, por ejemplo, apenas llegó al 68,1% de los recién nacidos; la BCG, al 73,8%; y la primera dosis de la quíntuple/séxtuple, al 80%. Pero ese porcentaje cae drásticamente en la tercera dosis: solo el 68,7% de los niños la recibió.
Los datos preliminares de 2024 confirman esta tendencia. La cobertura de la vacuna contra el meningococo fue del 75,07%; la tercera dosis de la quíntuple/séxtuple, del 75,03%; y la tercera dosis de la vacuna antipoliomielítica inactivada (IPV), del 73,96%.
Los refuerzos muestran números aún más bajos: la triple viral apenas alcanzó al 46,35% de los niños; la de polio, al 47,26%; la DPT (difteria, tétanos y tos ferina), al 46,05%; y la de varicela, al 45,09%.
Este panorama se repite a nivel regional. Unicef advirtió que en 14 países de América Latina y el Caribe, incluida la Argentina, las coberturas están cayendo en lugar de aumentar. En 2021, el 25% de los niños y niñas de la región no habían recibido ni una sola dosis de vacunas, el doble que cinco años antes. Entre 2019 y 2021, 6,8 millones de menores no accedieron al esquema de vacunación completo o parcial.
Ante este escenario, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzó un fuerte llamado de atención durante la 23º Semana de Vacunación en las Américas, que se desarrolla hasta el 3 de mayo. La meta: recuperar esquemas atrasados y mantenerlos al día para eliminar más de 30 enfermedades transmisibles hacia 2030.
"Las vacunas no solo previenen enfermedades infecciosas y sus formas graves, sino que impactan directamente en la mortalidad, la carga sobre los sistemas sanitarios y el desarrollo socioeconómico", señala la infectóloga Leda Guzzi, de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
Y advierte: "Una sociedad con baja cobertura vacunatoria está expuesta a brotes frecuentes, ausentismo escolar y laboral, internaciones evitables e incluso muertes por enfermedades prevenibles".
La situación ya tiene consecuencias concretas. En Argentina se registraron brotes de tos ferina en 2021 y 2023, con dos muertes por año. Solo en lo que va de 2025, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires notificó 24 casos, cuando en todo 2024 no se había registrado ninguno. En México, en los primeros meses de este año ya hubo 749 casos, frente a 57 en todo 2024.
"La tos ferina puede ser mortal, especialmente en lactantes –alertó María Luisa Ávila, presidenta de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica–. Y como decía Ciro de Quadros, figura clave en la erradicación de la polio en América Latina: ‘El virus siempre encontrará a los no vacunados’".
Los especialistas coinciden en que la caída en las coberturas responde a múltiples causas: la baja percepción de riesgo por el éxito histórico de las vacunas, las barreras geográficas y logísticas, la escasa inversión en campañas públicas, y la desinformación.
Fuente: datachaco.com
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